domingo, 7 de junio de 2009

LA ETICA: UNA MORAL EN EL DESIERTO

Wayuu: valores y tradiciones de los hijos del desierto


En el gran desierto de la ahuyama, en la península de la Guajira, habita la muy conocida tribu Wayuu, agrupadas en clanes matriarcales cada uno asociada a un animal, tribu estricta en sus leyes y en sus tradiciones, muy unidos y grandes adoradores de la tierra, viven en ella y por ella.

Enfatizaremos en este texto, las leyes más esenciales, las tradiciones, los grandes valores y acuerdos éticos que esta grandiosa tribu posee. Todo empieza en la mujer, que como esencia de esta tribu es la que posee el mando de todo aquello cuanto se hace, esto se podría llamar un matriarcado, y al mismo tiempo de esta es de donde se hereda el apellido y se traza la línea sanguínea. La mujer es considerada un símbolo de unidad y respeto, estas son las que inculcan en el hogar las leyes y tradiciones y valores a los jóvenes y niños wayuu. Sus leyes y su sistema de administración son autóctonos (creado por ellos mismos) en el cual el pütchipü es quien soluciona todos los problemas, y el palabrero es quien se encarga de todo el compromiso matrimonial.

La comunidad wayuu es muy estricta en cuanto a tradiciones y leyes. No es aceptable en ellos el hurto, el asesinato y otras grandes violaciones, y pueden llegar a ser muy severo con el castigo, hasta provocar la muerte, para ellos todo se paga de alguna forma y hacer lo correcto es esencial. Entre otras leyes esta la ley de parentesco en donde solos los tíos maternos pueden ser llamados tíos y la ley del mal consejo en donde cuando alguien aconseja mal tiene que pagar por tal mal consejo.
En cuanto a tradiciones, es apropiado el trato que se le da a la muerte. El velorio es el momento más importante para la vida del hombre y en donde su religión da su mayor progreso, entre ritos y otras celebraciones para darle al difunto una gran despedida.
Pero si se da una muerte causada, como tradición la mujer debe enterrar al muerto y velarlo ella sola, mientras que los hombres planean como se hará pagar al que la ocasiono y entre los pagos pueden encontrar, robar, quemar o hasta matar.

Reitero que esta cultura posee una gran organización y una unión única entre sus integrantes. No hay nada mas primordial que la educación de sus jóvenes. Al igual que para Platón y Aristóteles era esencial una buena educación para el buen funcionamiento de su gobierno ideal o de la ética que ellos plantearon, de la misma manera para los wayuu es esencial el conocimiento de sus leyes y la preparación de los jóvenes, mas importante en la etapa de su pubertad. Al niño al llegar a esta época le corresponde empezar su educación del trabajo de la tierra, del cuidado de los chivos y otras actividades que son responsabilidad de los hombres en su comunidad, mientras que a la niña, la pubertad es una etapa importante para su desarrollo y educación, es encerrada por un tiempo considerable para ella misma prepararse para todo, en ese encierro según ellos mismo dicen, la niña puede tener más de trece chinchorros listos y pueden conseguir en ese momento un hombre que se enamore de ellas y pida su mano con un palabrero que hará los acuerdos de pago para la mano de la novia.
Pero volviendo a la educación esta empieza desde pequeños, aconsejándolos y permitiéndoles contar sus sueños, en las reuniones de la mañana.

Por último quisiera hacer una comparación entre éticas de grandes filósofos y la ética de los wayuu. La educación es esencial para los wayuu en los jóvenes como para Aristóteles y Platón eran esenciales para su ética, el conocimiento. También los wayuu en su organización matriarcal tienen una preparación para las mujeres y para los hombres, al igual que en el gobierno ideal de platón que tenía su organización en guerreros, artesanos y filósofos y la preparación para cada uno.

Wayuu, tribu indígena, actualmente ubicados en el desierto de la ahuyama, península de la guajira, Colombia. Tribu de unión, organización, matriarcado y gran respeto por sus leyes. Un ejemplo de vida, nacida en las arenas del desierto.

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